Frases. Hay frases que nos hacen sentir cuando más incapaz te veías de hacerlo, fíjate en ésta: Te echo de menos.
Te echo de menos, del verbo echar, o al menos el único que aparece en la frase. ¿Echar el qué? ¿Echar a quién?
Te echo de menos, del sinónimo extrañar. Quizá extrañamos un trozo de corazón, quizá lo echamos, quién sabe, pero siempre de menos. Cuando se extraña a alguien, se debería echarlo todo. Órdago. No estás aquí. Te echo. A secas. Y, cuidado, una cosa es añorar, y otra muy distinta recordar. Te estoy echando porque no estás aquí, porque has decidido irte, y aún así te recuerdo de más. Te extraño de más.
Mucho mejor.
Te echo de menos, del francés Tu me manques. Manque, del sinónimo faltar. Un "me faltas", jamás iría con un "de menos". Me faltas de más. Siempre.
Usemos los antónimos un poco más. Conservar.
Te conservo de menos. Qué fallo, ¿no? Te tengo/he tenido, pero dejo que te oxides. ¿Por qué siempre tender a menos cuando puedes hacerlo a más?
Hay personas que dicen: "prefiero que me eches de menos a que un día acabes echándome de más". ¿Por qué? Conserva de más. Quiere de más. Besa de más. Echa de más, porque eso significa que estás aquí, no necesito nada en mi interior, y lo puedo sentir. Te siento de más. No te echo de menos porque jamás permitiría que salieras de mi vida. Te tengo de más y eso me gusta de más.
Haz, de todo lo que hagas, algo grande. Siempre se ha dicho que las cosas más pequeñas pueden terminar siendo las más grandes, que los últimos siempre serán los primeros y todas esas mierdas. Quién sabe, puede que lo grande sea siempre grande. ¿Por qué conformarse siempre con menos? Si tú lo crees de más, será siempre eso: más.